El sector agroalimentario está evolucionando. La transición hacia entornos más diversos e inclusivos no solo es posible, sino que ya es una realidad palpable. Un claro ejemplo de ello lo encontramos en Montosa, una de las empresas líderes en producción agroalimentaria, donde el liderazgo compartido entre Marta Sanjuán Chamizo, directora general, y Damián Spata Pelizza, director industrial, representa una nueva manera de entender la dirección: equitativa, complementaria y eficaz.
Con una sólida trayectoria profesional que comenzó en el ámbito financiero y tras años de experiencia en el sector de la automoción, Marta Sanjuán llegó a Montosa con una visión clara: apostar por el valor de las personas. Desde su llegada como responsable financiera hasta su actual puesto en la dirección general, ha impulsado una forma de liderar basada en el respeto, la confianza y la igualdad de oportunidades. Su recorrido demuestra que el liderazgo femenino no solo tiene cabida en el agro, sino que es esencial para su evolución.
Una de las claves del éxito en Montosa es precisamente ese modelo de liderazgo compartido, en el que hombre y mujer dirigen bajo los mismos términos de visibilidad y reconocimiento. Lejos de ser una competencia de géneros, esta fórmula se convierte en un ejercicio de equilibrio y colaboración, en el que cada perfil aporta desde su propia experiencia. “No hay retos cuando se prioriza el equilibrio, la compensación y respeto en la toma de decisiones”, afirma Sanjuán. Así lo percibe también el equipo interno, donde la complementariedad y la claridad de roles refuerzan la solidez del proyecto.
Montosa ha sabido adaptarse a los tiempos, renovando su cultura empresarial hacia un enfoque más inclusivo. Hoy, la compañía aplica medidas concretas que fomentan la equidad desde la dirección, valorando no solo la trayectoria o la formación, sino sobre todo la condición humana y los valores personales. Esta filosofía de trabajo se refleja en una plantilla diversa, donde hombres y mujeres aportan al desarrollo del sector agroalimentario desde un plano de igualdad real.
Esta transformación ha sido recientemente reconocida con la obtención del Certificado de Igualdad de MujerAGRO, un distintivo que, más allá del simbolismo, actúa como un motor de mejora constante. Para Montosa, este certificado no es un solo un reconocimiento si no una herramienta de motivación para seguir mejorando y construyendo un entorno laboral donde las políticas de igualdad no sean una excepción, sino una norma integrada de forma natural en el día a día.
El sector agroalimentario demuestra así tener un enorme potencial, no solo en términos de crecimiento económico, sino también en avances sociales. Casos como el de Montosa demuestran que la equidad no solo es posible, sino rentable, humana y necesaria.
A las nuevas generaciones, Marta Sanjuán les lanza un mensaje: “Formarse, aprovechar cada oportunidad y confiar en que es posible conciliar vida personal y profesional en empresas que, como la nuestra, apuestan por ello. El trabajo que hacemos hoy las mujeres será el legado que permitirá a las del mañana vivir una igualdad mucho más real en todos los sectores, incluido el agro”.