Con 16 años de trayectoria en El Pinar Nursery & Fruit Co., Isabel Martín García, responsable de administración, ha sido testigo del crecimiento exponencial de esta empresa productora y comercializadora de plantas y frutos rojos; un desarrollo que ha ido de la mano con su propia evolución profesional.
Por Julia Álvarez García, periodista
Su trayectoria marcada por la confianza y la conciliación ilustra un modelo de gestión que apuesta por las personas, no por el género. Aunque los avances son reales, Isabel cree que aún queda camino por recorrer para que la igualdad en el agro deje de ser una excepción y se convierta en la norma.
Cuando Isabel empezó en El Pinar, apenas eran un puñado de trabajadoras en administración. Entró como recepcionista, pero su papel fue creciendo con la empresa. “He pasado por nóminas, pagos, gestión… hasta llegar a ser responsable de administración”, explica. “Siempre han confiado en mí por lo que hago, no por ser mujer”.
Ese enfoque resume bien la filosofía de la empresa que ha hecho de la conciliación una práctica diaria. “Aquí siempre se ha facilitado la vida a las personas. Sean hombres o mujeres, si hay que adaptar horarios o apoyar situaciones familiares, se hace”, afirma Isabel. Es un modelo de flexibilidad que favorece la estabilidad, el compromiso y, sobre todo, la igualdad de oportunidades.
Desde enero de 2025, El Pinar cuenta con un Plan de Igualdad en vigor hasta 2029, que refuerza esta línea de trabajo. Isabel valora especialmente el impulso a la promoción interna equitativa y el mensaje que transmite a futuro: “Planes como estos ayudan a que dejemos de sorprendernos cuando vemos a una mujer en un puesto de responsabilidad. Aún falta, pero nos estamos acercando”.
El sector agroalimentario ha sido tradicionalmente masculino. Sin embargo, se observa un cambio: “Cada vez hay más ingenieras agrónomas, más chicos en administración… se va igualando”, afirma Isabel. Pero advierte que en el conjunto de la sociedad y del sector todavía hay que seguir visibilizando el papel de la mujer. “El cambio se está dando, pero no puede depender solo de empresas como la nuestra. Las leyes, los planes públicos y las certificaciones de ‘Mujer Agro’ ayudan a empujar”.
Para Isabel, avanzar en el agro pasa por implicarse, demostrar compromiso y formar parte activa del proyecto. Cree firmemente que lo importante no es ser mujer u hombre, sino el valor que cada persona aporta. Su historia en El Pinar es una muestra de cómo el talento crece cuando se encuentra con un entorno que apuesta por las personas. “Cuando estás a gusto y te valoran, da igual que seas mujer u hombre. Lo importante es implicarte y hacer sentir que quieres formar parte del proyecto”.


